Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

I Reyes 20, 6-38

6 Así que mañana a estas horas te enviaré mis siervos y registrarán tu
casa y las casas de tus siervos, y echarán mano a cuanto les guste, y se lo
llevarán.»

7 Convocó el rey de Israel a todos los ancianos de la tierra y les dijo:

«Reconoced y ved que éste busca hacer el mal. Me pide mis mujeres y mis
hijos a pesar de que no le he negado mi plata y mi oro.»

8 Todos los ancianos y todo el pueblo dijeron: «No le escuches, no
consientas.»

9 Dijo a los enviados de Ben Hadad: «Decid a mi señor el rey: Todo
lo que mandaste la primera vez a tu siervo, lo haré; pero esto no
puedo
hacerlo.» Se fueron los mensajeros llevando la respuesta.

10 Entonces, Ben Hadad envió a decir: «Esto me hagan los dioses y
esto me añadan si hay bastante polvo en Samaría para los puños de todo el
pueblo que me sigue.»

11 El rey de Israel respondió: «Decid: No se alabe quien se ciñe como
el que se desciñe.»

12 Cuando Ben Hadad escuchó esta palabra, estaba bebiendo con los
reyes en la tienda, y dijo a sus servidores: «Tomad posiciones.» Y tomaron
posiciones contra la ciudad.

13 Se acercó a Ajab, rey de Israel, un profeta y le dijo: «Así
habla
Yahveh: ¿Has visto esta gran multitud? Hoy la entrego en tus manos y
sabrás que yo soy Yahveh.»

14 «Ajab dijo: «¿Por medio de quién?» Respondió: «Así dice Yahveh:
Por medio de los jóvenes de los jefes de distritos.» Preguntó Ajab: «¿Quién
debe entablar el combate?» Respondió: «Tú.»

15 Pasó revista a los jóvenes de los jefes de distritos, que eran 232;
después de ellos, pasó revista a todo el pueblo, todos los israelitas, 7.000.

16 Hicieron una salida a mediodía, mientras Ben Hadad estaba
bebiendo hasta la embriaguez en sus tiendas con los 32 reyes auxiliares.

17 Salieron en cabeza los jóvenes de los jefes de distritos. Enviaron a
avisar a Ben Hadad: «Han salido algunos jóvenes de Samaría.»


18 El respondió: «Si han salido en son de paz, prendedles vivos; si han
salido en son de guerra, prendedles vivos.»

19 Salieron, pues, de la ciudad aquellos jóvenes de los jefes de los
distritos y el ejército detrás de ellos.

20 Abatió cada uno a su hombre. Aram se dio a la fuga e Israel le
persiguió. Ben Hadad, rey de Aram, pudo salvarse a caballo con
algunos
jinetes.

21 Salió el rey de Israel y se apoderó de los caballos y carros,
infligiendo a Aram una gran derrota.

22 Se acercó el profeta al rey de Israel y dijo: «Anda, cobra ánimo, y
conoce y mira lo que has de hacer, porque el año que viene el rey de Aram
subirá contra ti.»

23 Los servidores del rey de Aram le dijeron: «Su Dios es un Dios de
las montañas; por eso fueron más fuertes que nosotros. Pero atacaremos en
la llanura y ¿no seremos más fuertes que ellos?

24 Haz esto: quita de su puesto a cada uno de los reyes, y pon
gobernadores en su lugar.

25 Por tu parte, recluta un ejército como el ejército que perdiste, con
otros tantos caballos y carros, y les atacaremos en la llanura. ¿No seremos
más fuertes que ellos?» Escuchó su voz e hizo así.

26 A la vuelta del año, Ben Hadad pasó revista a los arameos y subió a
Afeq para luchar contra Israel.

27 Se pasó revista a los israelitas que fueron provistos de vituallas y
marcharon a su encuentro. Los israelitas acamparon frente a ellos como dos
rebaños de cabras, mientras que los arameos llenaban la tierra.

28 El hombre de Dios se acercó al rey de Israel y dijo: «Así habla
Yahveh: Por haber dicho los arameos: Yahveh es un Dios de la montaña, no
es Dios de las llanuras, voy a entregar toda esta gran muchedumbre en tus
manos y sabrás que yo soy Yahveh.»

29 Acamparon frente a frente durante siete días y el séptimo día
trabaron batalla. Los israelitas batieron a los arameos, 100.000 infantes en
un día.

30 Los restantes huyeron a la ciudad de Afeq, pero la muralla se
desplomó sobres los 27.000 hombres que quedaban. Ben Hadad había huido
y se había refugiado en la ciudad, en una habitación retirada.

31 Sus servidores le dijeron: «Hemos oído que los reyes de la casa de
Israel son reyes misericordiosos. Deja que nos pongamos sayales sobre
nuestros lomos y cuerdas en nuestras cabezas y salgamos hacia el rey
de
Israel. Acaso te deje la vida.»

32 Se ciñeron sayales a sus lomos y cuerdas sobre sus cabezas y
fueron al rey de Israel y le dijeron: «Tu siervo Ben Hadad dice: Que pueda
yo conservar mi vida.» El respondió: «¿Vive aún? ¡Es mi hermano!»

33 Los hombres lo tomaron como buen augurio y se apresuraron a
tomarle la palabra diciendo: «Hermano tuyo es Ben Hadad.» El dijo: «Id a
traerlo.» Ben Hadad salió hacia él, y él le hizo subir a su carro.


34 Ben Hadad le dijo: «Devolveré las ciudades que mi padre tomó a tu
padre; y tú pondrás bazares para ti en Damasco, como mi padre puso
en
Samaría.» - «Con este pacto te dejaré libre.» Hizo un pacto con él y le dejó
libre.

35 Un hombre de los hijos de los profetas dijo a su compañero: «Por
orden de Yahveh, hiéreme»; pero el hombre no quiso herirle.

36 Le dijo: «Por no haber escuchado la voz de Yahveh, en cuanto te
marches de mi lado, el león te herirá.» Se fue de su lado y le encontró al
león, que le hirió.

37 Halló a otro hombre y le dijo: «Hiéreme.» El hombre le dio un
golpe y le hirió.

38 El profeta se fue y se puso a esperar al rey en el camino. Se había
disfrazado con una banda sobre los ojos.